miércoles, 3 de marzo de 2010

¿LOS JOVENES REALMENTE RINDEN MAS?

Hoy leí este artículo de Miguel Haag de E-Magazine y me hizo pensar en  mi propia experiencia por eso quiero compartirla
¿Los jóvenes realmente rinden más?
Este año cumplí 55 años. Menos mal que soy empresario y mi propio jefe, porque quien pierde su trabajo con esta edad, lo tiene extremadamente difícil para volver a trabajar.

Un conocido mío está en esta situación, tiene incluso un año menos. Ha trabajado durante muchos años y con excelentes resultados como jefe de departamento en una empresa de tecnología en el norte de España. Sus referencias e informes son estupendos, los cazatalentos con los cuales está hablando, parecen muy interesados. Pero lleva ya más de cien aplicaciones y en todas ha recibido negativas. Muy probablemente ya no encontrará trabajo. Tiene 54 años. Demasiados. Aunque aun podría trabajar unos 10 a 12 años y trabajaría bien y se implicaría, seguramente.



Por el otro lado, las jóvenes promesas lo tienen mejor. Entran en una empresa y reciben primero un programa de formación muy completo para "futuros líderes". Se invierte en ellos. Al fin y al cabo son jóvenes y tienen toda la vida delante. Aunque muchos "futuros líderes" de 30 años aun quieren conseguir hacer carrera y ven esta oportunidad quizás solamente como "un paso más" en su camino hacia otras cumbres. No dicen que no a la formación, siempre viene bien, pero sus planes quizás estén en otro lugar.



Me parece muy equivocado erigir la edad de una persona como principal criterio de selección. Se da por supuesto que una persona a partir de los 45 o 50 años rinde menos, tiene menos importancia, ya no es capaz de aprender ni de adaptarse. ¡Qué gran error! Y hablo con conocimiento de causa, porque, recuerde usted, ¡tengo cincuenta y cinco! Sé perfectamente que trabajo más y mejor que cuando tenía 35. Quizás me canse un poco antes, pero los resultados son infinitamente mejores ahora. Y, sobre todo, ya no cometo todos los fallos de "principiante" por los que tuve que pasar entonces.



No tiene ningún sentido despedir a una persona de 50 años, para sustituirla por una de 30. Salvo en trabajos físicos, donde cuenta la fuerza física y poco más, tiene más importancia la experiencia adquirida, su capacidad de tratar a compañeros y clientes, sus conocimientos de los productos, de la empresa, de las tareas y sus interrelaciones. Teniendo en cuenta todos estos factores, las personas mayores con frecuencia tienen las de ganar. Despedirlas significa una sangría tremenda de conocimientos para la empresa. Y esto sin contar con las relaciones personales que el colaborador ha creado con los años. Estas relaciones pueden ser económicamente muy interesantes. Y la empresa, al despedirlo, las pierde simplemente. ¡Qué mal negocio

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